jueves, 4 de marzo de 2010

Empezando el día

Son las 7:20 de la mañana y tengo que ir a trabajar. Mendi, aun casi dormido, me despide abriendo los ojos y moviendo un poco el rabo. Parece que, después de la mala noche que pasó el pobre ayer, hoy se encuentra mejor. Eso es tranqulizador.

Salgo de casa. Según llego a la calle parece que hace frio, pero en cuanto me muevo un poco me doy cuenta de que no es para tanto. También parece que es de noche, pero en cuanto me retiro de la zona más iluminada, veo que el amanecer está ya bastante avanzado. Las dos cosas me sugieren que al invierno le quedan solo dos coletazos, y que, para cuando me quiera dar cuenta, estamos ya en primavera. Si solo quedan 2 semanas!

Voy hacia la estación. La cabeza intenta darle vueltas a un asunto de trabajo, y a como solucionar lo del movil que ha dejado de funcionar, pero, por suerte, hay unos patos pegando 'gritos' en el río y me sacan de esa dinámica. Me doy cuenta de que nos estamos juntando, por el puente unos cuantos con el mismo destino.

Como cada día, paso por al lado de la mini central eléctrica del puente, y oigo una soneria. El paso a nivel? Ya llega el tren? Que no lo cojo! Por suerte, como cada día, simplemente he confundido el ruido de la central.

Llegar a la estación, y en un par de minutos, con eso que llaman puntualidad británica (que digo yo que algún británico habrá llegado alguna vez tarde a algún sitio) llega mi apolo. Recuerdo como ayer pasó un par de minutos tarde, por suerte, ya que yo me retrasé y pasando a su hora lo habría perdido. Hoy no va muy lleno. Hasta consigo un sitio para sentarme. La verdad es que es un privilegio poder ir a trabajar en un tren con la comoodidad de un regional, aun en un trayecto tan corto.

El resultado es que entre lo luminoso del día y lo agradable del viaje, llego a trabajar con muchas ganas. Si la reunión que tengo luego sale bien, y consigo sacar un ratillo para andar, el día va a ser memorable!

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