viernes, 8 de agosto de 2008

Qué amabilidad

Estació del Camp de Tarragona. La megafonía anuncia que los autobuses están en la parada de autobús. Llegamos, y hay un ALSA. "¿Para ir a Tarragona?" "La Plana, al fondo". primer simpático del día.
Llegamos al fondo. No hay autobús. Un cartel pone que llegará en 9 minutos (también algo de Perafort que no entendenos, esperemos que no sea relevante). 5 minutos tarde, llegan 2 autobuses. "Queremos ir a la estación de tren de Tarragona" "Pues yo voy a la estación de autobús" "Pero otro de su empresa va a la estación de tren?" "Y yo qué se. Yo voy a la estación de autobuses" "Voy a preguntarle a su compañero del otro autobus" "Pero vais a subir o no vais a subir?" Joder, que lerdo. Si me dices si es el autobus que quiero coger o no, pues te diré si subo o no. Pero como está claro que te la pela lo que me pase, pues subiré, porque cualquiera se arriesga luego, a saber cuándo pasa otro autobús. Pero tío, si no sabes tratar a la gente, no estés de atención al público. Como esta última reflexión está mejor en un libro de reclamaciones, al llegar a destino, me acerco a pedírselo. El "simpático" me cierra en las narices la puerta, arranca el bus y se larga. Pero ha cometido un error: como nos ha dejado en la estación de autobuses y no en la de tren, hay una oficina de su empresa. Queda constancia oficial de todo, y nos vamos andando a la estación de tren a coger un regional.

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