lunes, 4 de agosto de 2008

Sufriendo unas obras

En febrero comenzaron unas obras para urbanizar la plaza en la que vivimos: se va a elevar el nivel de la plaza, de forma que en la parte de arriba queda un espacio diáfano multiuso, y en la de abajo, plazas de garaje.

Entre la planificación y la ejecución, ha habido unas elecciones municipales. El planteamiento del anterior alcalde era que las obras se iban a hacer de la manera que menos molestara a los vecinos, que se iban a construir aparcamientos alternativos mientras las obras duraras, que si era necesario modificar algún elemento privado el ayuntamiento correría con los gastos, y que a la hora de repartir las plazas de garaje, los vecinos de la plaza tendríamos una cierta preferencia, que para algo nos habría tocado sufrir las incomodidades de las obras.

Elecciones municipales, cambio de equipo de gobierno (por suerte, del mismo color, porque si hubiera habido cambio, la cosa habría sido aun peor). El nuevo alcalde es menos accesible que el anterior. La gestión municipal de las obras se subcontrata a una empresa privada. El prometido aparcamiento alternativo no existe. Las obras que iban a hacerse de la manera que menos molestara a los vecinos, "exigen" que no podamos aparcar, que cada día tengamos que entrar a casa por un lugar diferente, que el acceso al portal y los comercios es un misérrimo pasillo sin accesibilidad para sillas de ruedas. Que un día cierran todos los accesos y no podemos entrar en casa, y nadie sabe nada. Que nos prometen una nueva escalera en una reunión, y esa escalera, además de tardar el doble de lo prometido, la construyen encajonando el armario de los contadores de gas. Y que si algún día pasa algo con el gas, tendremos que pagar nosotros la obra. Nadie sabe nada de las plazas de garaje: en el ayuntamiento dicen que lo lleva la empresa subcontratada, y en la empresa que el ayuntamiento no les ha pasado las condiciones. Finalmente alguien reconoce que lo de las plazas será un sorteo.

Después de muchos esfuerzos, conseguimos una reunión con el alcalde: "Es que G. (el anterior alcalde) prometió que iba a haber un parking alternativo, que se iban a minimizar las molestias a los vecinos, que de los gastos en zonas privadas se hacía cargo el ayuntamiento,y que a los vecinos de la plaza se nos iba a dar preferencia para los garajes, y no se está cumpliendo nada de eso". "Es que yo no soy G.", contesta el tío. "Y no os quejéis, que vais a tener una plaza estupenda. Y mejor estáis calladitos, a ver si va a haber que mirar si tenéis todo legal". Que sí tenemos todo legal, faltaría más, pero aparte de la chulería y el déficit democrático que implica no respetar los compromisos del equipo anterior, lo de "mirar que tengáis todo legal" raya lo amenazante. ¡Qué alegría! ¡Qué comunicación de la clase política con el pueblo!

La última es que el acceso a casa se hace ahora a través de un andamio que está situado a un metro de altura. Con lo cual el acceso al portal se hace a través de unas escaleras que, en metro y medio de longitud, bajan un metro completo. Cualquiera puede imaginarse que la pendiente que hay no es apta para todos los públicos. Según la jefa de obra "es que no se puede hacer de otra manera por normativa de accesibilidad, que al subterráneo hay que hacer una rampa". Es curioso que a esa rampa solo se pueda acceder por unas escaleras a la izquierda del andamio, o por otras escaleras a la derecha del andamio. Y es curioso que para nuestro portal no haya que cumplir esa misma normativa de accesibilidad.

Y... ¿qué puede hacer el ciudadano ante este tipo de atropellos por parte de la administración? Pues poca cosa. Porque, técnicamente, se puede denunciar, pero eso solo serviría para paralizar la obra (motivos habría unos cuantos)y alargar las molestias en el tiempo. Técnicamente, se pueden presentar instancias, escritos, solicitudes, avisos, en otras administraciones supramunicipales. Pero claro, luego, ya se sabe quien no va a tener acceso al "sorteo" por el artículo 33. Así que nos toca estar a todos calladitos en nuestro montón de mierda. Que nos tienen cogidos por los huevos.

Evidentemente, todo esto ha de tomarse como una historia ficticia, en la cual si algo parece coincidir con lo que realmente está sucediendo en algunas obras de alguna plaza de algún pueblo, esto se atribuirá meramente a la casualidad.

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