miércoles, 15 de diciembre de 2010

Crónica de otra mañana

Hace frío cuando salgo de casa. No he mirado el termómetro, pero desde luego es suficiente para tener que llevar txapela y el polar cerrado. Las campas tienen una fina capa de escarcha, muy visible aunque no ha terminado aun de amanecer. Me acurruco bajo el polar y me subo al tren.

Delante de mi va una pelirroja dormida. Siempre me ha admirado la gente que se duerme en el tren, yo estoy seguro de que, si lo hiciera, acabaría pasandome mi parada siempre. Ella no, se despierta justo al salir de la parada anterior, y está puntualmente preparada en la puerta del tren para bajarse en su parada. Como también es la mía, le veo dar un rodeo para coger una salida más alejada, sin aglomeraciones. Concluyo que es una habitual del trayecto, para conocer así los trucos del movimiento de la gente.

Ha amanecido. Cambio al metro y llego a Cruces. Efectivamente no es lo que hago de diario, lo que toca hoy no es trabajo, es una revisión. Y me asusta un poco. Tal vez sea por eso que he necesitado ir escribiendo cosas irrelevantes toda la mañana?

En fin, que por suerte todo está bien. Incluso mejor de lo que cabia esperar. Dentro de año y medio me ven otra vez.

Me voy a trabajar.

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1 comentario:

Inazio dijo...

Y para rematar la jornada te topas con la 333-380 de la Conti y su TECO...Menuda suerte